JESÚS ASTORGA. Mayo-Septiembre (Ed. J. Astorga. JAR 1. SGAE. Febrero de 2010).
Mi primer trabajo en solitario. No quise perder más tiempo llamando a puertas que parecían no abrirse, en un período en el que las autoproducciones empezaban a ser habituales en el panorama musical. Si quería publicar este disco tenía que recurrir al “hágalo usted mismo”, y así fue: escogí las canciones que consideré mejores y que mejor se ajustaban a lo que tenía en mente, de entre las que había ido archivando en los últimos años. Curiosamente, las dos primeras canciones del disco, “Mayo-Septiembre” y “No hay palabras”, son rescates de dos ideas que conservaba de hacía aún más tiempo, prácticamente de mis comienzos; otra, “Toque de diana”, la escribí en la etapa de Religión, aunque no llegó a terminarse entonces.
Busqué estudio, algunos músicos amigos de siempre, y me puse el paracaídas. La idea base con la que trabajé fue la de que, más que nunca, se construyese todo en torno a la voz y a lo que ésta va contando y cantando, de forma que el que lo escuchase tuviese la impresión de que le estaban contando algo íntimo, personal, de forma directa. Yo lo considero básicamente un trabajo de voz y guitarra acústica, aunque al final hay un montón de añadidos de arreglos y detalles (siempre procurando no recargar innecesariamente) que dieron un bonito color y ambiente cálido a los temas.
Personal, lírico e intimista, “Mayo-Septiembre” es un conjunto de escenas de amor, desamor, encuentros y desencuentros, cantados con la pasión y el romanticismo reflexivo de un hombre que ya empezaba a considerarse, en el mejor de los sentidos, un viejo rockero.